El Omega 3 del aceite de chía contribuye a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos.
Los ácidos grasos poliinsaturados constituyen una familia de ácidos que se caracterizan por no ser sintetizados por nuestro organismo y su falta produce efectos carenciales que desaparecen si se los agrega en la dieta, por eso se los denomina esenciales.
Existen los de origen animal, de aceite de pescado y los de origen vegetal, entre los que se destaca la semilla de chía.
La semilla de chía se distingue por su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados donde el 60% de éstos es el ácido alfa linolénico Omega 3 precursor del DHA y del EPA.